Publicación de la LITci.
Nueva época. Núm. 135
Diciembre de 2007
Carta abierta a James Petras
Sobre sus declaraciones después
del referendo constitucional en Venezuela
Profesor Petras:
Hemos tomado conocimiento de sus declaraciones a la Radio Centenario CX36 de Uruguay, reproducidas por medios de ese país el 4/12/07, donde usted dijo que el PSTU de Brasil, partido del cual somos militantes y dirigentes, trabaja en Venezuela junto con "...los estudiantes financiados por el imperialismo…". Después agregó: "...ya tenemos documentos de la agencia de ayuda internacional donde reconocen dar 213 mil dólares de los estudiantes entrenados en los Estados Unidos que vuelven y siembran la lucha en las calles, etcétera, con esta gente trabajaban los trotskistas, los sectores trotskistas afiliados con el PSTU". En otras palabras, usted está acusando a nuestro partido, el PSTU, de ser “contrarrevolucionario” y de estar financiado por el imperialismo americano.
Este tipo de acusaciones nos indignan. Es bastante común que los trotskistas seamos acusados por los estalinistas, o sus aliados, de “agentes de la CIA” cada vez que atacamos a algún gobierno burgués que ustedes consideran "progresista". De cualquier manera, creímos necesario confirmar la veracidad de sus declaraciones ya que, en la medida que hemos hecho varias actividades en común, usted nos conoce bastante bien y sabe que somos una corriente revolucionaria. Por eso, antes de escribir esta carta, entramos en contacto para confirmar esas declaraciones y usted, rápidamente, las confirmó.
Sería su obligación presentar, en los próximos días, las pruebas de la relación del PSTU con “los estudiantes venezolanos financiados por el imperialismo norteamericano”. Es lo mínimo que se podría esperar de un profesor socialista ya que, si no las presenta, muchos lo van a considerar, con total razón, como un vulgar charlatán calumniador.
Pero no va a poder presentar esas pruebas porque sabe muy bien que no existen. Usted es conciente de que está recurriendo al arsenal de métodos estalinistas de la calumnia y la mentira para intentar destruir, por esa vía, al adversario que no consigue derrotar con argumentos políticos.
Este hecho ya sería motivo suficiente para dar por terminada esta carta y, con ella, nuestras relaciones. Pero no vamos a hacer eso: vamos a exponer nuestra posición política sobre cada uno de los argumentos que usted utiliza para analizar la derrota electoral de Chávez. Vamos a responder cada uno de sus argumentos políticos por respeto a muchos activistas honestos que lo consideran un intelectual serio.
El resultado del referendo constitucional
En primer lugar, nos parece que su actitud, como la de muchos chavistas, es el resultado de la desesperación frente a la derrota en el referendo, la primera en las numerosas elecciones realizadas en estos nueve años. Desesperación frente al hecho que, en muchas zonas que antes apoyaban indiscutiblemente a Chávez, haya triunfado el NO. Una actitud que, en vez de intentar entender las verdaderas causas del cambio producido, los lleva a buscar “chivos expiatorios” sobre los que cargar la derrota.
Existe un hecho innegable: tres millones de venezolanos que votaron por Chávez en las elecciones presidenciales del 2006, ahora no lo hicieron. Vamos a comenzar, entonces, por analizar que pasó en el referendo. Es decir, por qué triunfó el NO y cuál es el significado de este resultado electoral. Ese es el debate central, necesario para esclarecer a muchos honestos luchadores que, en Venezuela y en el mundo, están sumamente confundidos por este resultado.
Esta confusión parte de un hecho: tanto el gobierno de Chávez como la mayoría de la izquierda mundial presentaron el voto por el SÍ como un “voto progresivo”, por el socialismo, y al NO, como un “voto reaccionario”, por el capitalismo. Al mismo tiempo, los medios, muchos de ellos proimperialistas, hacían una interpretación parecida.
Para nosotros, el significado de lo ocurrido es exactamente el opuesto. El SÍ representaba, de contenido, un voto reaccionario porque era el respaldo a un proyecto burgués totalitario, aunque estuviese camuflado de banderas rojas y alusiones al “socialismo”. El NO era, de contenido, un voto progresivo porque representó el rechazo de importantes sectores del movimiento de masas a este proyecto y una expresión de su insatisfacción con la político socioeconómica del gobierno de Chávez.
Por qué triunfó el NO
Es evidente que, para usted, el triunfo del NO significó la derrota de un “proyecto socialista” a manos de la derecha proimperialista. Para explicar esa derrota, en la misma entrevista, usted dice que “la derecha coordinó tantas fuerzas financieras mediáticas, económicas…”. Este hecho, sumado a la actividad de sectores de izquierda que se opusieron a la reforma, incluyendo alas que se distanciaban del propio gobierno, habría logrado “sembrar confusión y descontento en los sectores populares neutralizando el apoyo de Chávez”.
El problema de este análisis es que gran parte de estos elementos ya existían antes. Por ejemplo, en el intento de golpe proimperialista, en el 2002; en el lock-out patronal que paralizó a PDVSA por seis meses; en el referendo revocatorio de 2004 y en las elecciones presidenciales de 2006. Pero Chávez ganó todos esos enfrentamientos anteriores porque la gran mayoría de las masas lo apoyó. En este referendo, ese apoyo disminuyó drásticamente. Así de sencillo es el punto de partida de la explicación de por qué fue derrotado. Ese el análisis que se debe profundizar para entender lo ocurrido.
La famosa “campaña mediática”
Detengámonos un poco en la cuestión de la “campaña mediática”. Hoy el gobierno de Chávez tiene un poder mediático, financiero y político muy superior al que tenía en 2002 ó 2004. Luego del cierre de la RCTV y su incorporación al estado, posee 6 canales públicos, mientras que sólo 2 cadenas nacionales son privadas. ¿Por qué no le fue posible contrarrestar desde ellos la campaña mediática del imperialismo?
Su situación financiera es mucho mejor que en 2002: el precio del petróleo está llegando a los 100 dólares por barril, mientras que ese año apenas superaba los 22. Es decir, los ingresos anuales que dispone se han multiplicado varias veces. Al mismo tiempo, en término institucionales, controla totalmente la Asamblea Nacional y una mayoría abrumadora de las gobernaciones y alcaldías. ¿Por qué, entonces, no pudo evitar la derrota electoral?
En realidad, todos estos justificativos no pasan de ser una “cortina de humo”, lanzada por el gobierno de Chávez y quienes lo apoyan incondicionalmente, para esconder la cuestión central: su pérdida de apoyo en el movimiento de masas.
La insatisfacción popular
Despejada las “cortinas de humo”, es evidente que el resultado del referendo refleja un salto en la insatisfacción popular con el gobierno. ¿Cuáles son las razones de esta insatisfacción? Usted mismo se ve obligado a reconocer algunas causas de carácter socioeconómico, como el desabastecimiento de productos básicos y la alta inflación (superará el 21% en 2007 y casi el 30% en los alimentos). Nosotros añadiríamos los bajos salarios, la falta de negociación de convenios colectivos de los empleados públicos, la lucha de los trabajadores estatales y privados por elegir quiénes van negociar esos convenios, etc.
Además de la evidente corrupción del aparato chavista en el manejo de los fondos del estado y de la transformación, a ojos vista, de sus principales cuadros en la nueva “burguesía bolivariana” que se pasea con sus vehículos de última moda, los Hummer Todoterreno importados. Su máximo exponente es el gobernador de Miranda, Diosdado Cabello, quien, en pocos años, se transformó en dueño de varias fábricas y empresas, como ha denunciado públicamente el historiador y viejo luchador venezolano Domingo Alberto Rangel.
Un sector minoritario pero creciente de trabajadores comenzó a resistir este curso del gobierno a través de luchas, huelgas y movilizaciones, la mayoría de ellas fuertemente reprimidas. Estos elementos son el marco de fondo del resultado electoral. Dicho sea de paso, desmienten de modo concreto el supuesto carácter socialista del proceso que encabeza Chávez. En ese marco, se agrega otro factor central.
El curso autoritario del gobierno
Por otro parte, hay una creciente insatisfacción con las acciones políticas del gobierno. En especial, con su curso cada más autoritario y represivo contra el movimiento de masas. Por ejemplo, en mayo de este año, el gobierno reprimió violentamente a los trabajadores de Sanitarios Maracay, que se hicieron cargo de la empresa, luego del abandono patronal de la misma, y marchaban a Caracas a reclamar su estatización bajo control obrero. También a los trabajadores petroleros de Zulia y Puerto La Cruz que reclamaban el derecho de elegir quiénes iban a negociar en su nombre. O los trabajadores estatales, después de años de no poder discutir su convenio colectivo, que fueron desalojados del Ministerio de Trabajo por grupos de choque del gobierno, camuflados detrás de la organización Tupamaros.
Este curso autoritario del gobierno no se vio solamente en la represión a los reclamos y luchas de los trabajadores. También se expresó en todos los aspectos de la vida política del país. Por ejemplo, en el criterio de integración compulsiva al PSUV de todas las fuerzas políticas que apoyaban al gobierno, en los ataques a la autonomía sindical de la UNT, en el propio cierre de la RCTV y en el hecho de llamar “contrarrevolucionario” a todo aquel que osase disentir con algún aspecto de esta política, aunque tuviese toda una trayectoria de lucha contra la derecha y el imperialismo.
El carácter de la reforma: ¿socialista o burguesa bonapartista?
Esto nos lleva a uno de los nudos del debate: el carácter político y de clase de la reforma constitucional propuesta por el gobierno. Usted, como muchos de los defensores del SÍ, expresó que las reformas eran “un paso hacia el socialismo”. Evidentemente, si esto fuera cierto, el triunfo del NO significó que este avance fue rechazado por el pueblo venezolano. Como ya hemos dicho, es un análisis similar al que realizan el imperialismo y la derecha.
Pero esta caracterización de la nueva constitución es totalmente falsa. Las reformas propuestas no tenían nada que ver con el socialismo ni constituían un avance hacia él. No queremos entrar aquí en un largo análisis leguleyo de su texto. Pero no podemos dejar de señalar que el nuevo texto mantenía el artículo 115 que garantiza la propiedad privada de los medios de producción; el artículo 112 que promueve el apoyo del Estado para ayudar a esta forma de propiedad; el artículo 98 que respeta la propiedad intelectual y las patentes internacionales (casi una copia de una exigencia del ALCA y los TLCs impulsados por EE.UU.); el artículo 301 que da seguridad a las inversiones extranjeras o el artículo 113 que mantiene y profundiza la figura de “empresas mixtas”, iniciada por el gobierno proimperialista de Rafael Caldera, bajo la cual las compañías extranjeras ya controlan más del 40% de la producción petrolera del país.
En otras palabras, se trataba de una reforma que mantenía y profundizaba el carácter capitalista que ya tenía la Constitución aprobada en 1999, con algún adorno referido al “socialismo” o a la “producción social”. Tampoco introducía ningún avance antiimperialista, como lo muestra la creciente entrega de áreas petroleras al imperialismo o las concesiones cada vez mayores a las compañías automotrices internacionales (Toyota, Mitsubushi, GM, Ford, etc.), como la eliminación de impuestos en la comercialización de vehículos.
Su verdadero objetivo
A partir de este carácter burgués hasta la médula, el verdadero objetivo de las reformas era fortalecer el bonapartismo del gobierno. Es decir, el poder centralizado de Chávez. No sólo para debilitar a la oposición de derecha sino, esencialmente, para enfrentar la insatisfacción de las masas.
Por ejemplo, introducía la posibilidad de reelección presidencial indefinida de Chávez, mientras ese derecho le era negado a los gobernadores o alcaldes. También el derecho presidencial de modificar, según su parecer, la división político-administrativa del país, creando nuevos estados o fusionando otros. Un poder muy útil para eliminar gobernadores molestos. De conjunto, presentaba criterios que se parecen demasiado al del monarca absolutista francés Luis XIV: “El Estado soy yo”.
Otro aspecto muy negativo es que avanzaba en el intento de control sobre el movimiento obrero, a través de la creación de los llamados Consejos Laborales, que representaban un claro ataque a la organización sindical independiente de los trabajadores. Tal como lo denunció el dirigente sindical Orlando Chirino, en una declaración de oposición a la reforma, estos Consejos “además de no ser organizaciones creadas en forma genuina por los trabajadores ni nacidos de su lucha diaria, son organismos que nacen tutelados y controlados en forma absoluta por el Ejecutivo, lesionando la independencia y la autonomía de los trabajadores y sus organizaciones. (…) Se nota entonces el interés del Gobierno Nacional en seguir promoviendo la división en las filas de los trabajadores, anteponiendo organismos que no son autónomos y mantener la política antisindical desatada en el presente año expresada en el desconocimiento de la Unión Nacional de los Trabajadores, de los dirigentes legítimos de los sindicatos petroleros y de los trabajadores del sector público…”.
También introducía la creación de una nueva rama de las FFAA, totalmente supeditada al comando presidencial. que podría actuar para controlar y reprimir cualquier movimiento que saliera de los límites impuestos por el gobierno. Algo que ya aconteció en el uso de paramilitares contra la ocupación del Ministerio del Trabajo y en los ataques armados, en la Universidad Central de Venezuela, contra los estudiantes que marcharon por el NO.
Agreguemos que el propio mecanismo del referendo para aprobar la reforma constitucional era profundamente antidemocrático, ya que impedía la realización de un profundo debate en el movimiento de masas sobre temas tan importantes como las bases políticas, económicas y sociales del país, incluidos en los más de 60 artículos modificados. Un hecho que se terminó volviendo como un boomerang contra el propio gobierno en el resultado de la votación.
La intuición de las masas
Las reformas, tanto en su contenido como en su método de aprobación, intentaban dar un salto cualitativo en este curso totalitario del gobierno. Un sector importante del movimiento de masas lo comprendió o lo intuyó de esta forma. Vieron que no existía ninguna amenaza real de golpe de derecha y que, por el contrario, la verdadera amenaza a las libertades democráticas y a los derechos de los trabajadores provenía desde el propio gobierno de Chávez.
Por eso, a diferencia del 2002-2003, cuando estuvieron dispuestas a dar la vida para defender a Chávez, o cuando lo apoyaron por amplia mayoría en votaciones anteriores, sintiendo que así defendían sus derechos y libertades contra la derecha y el imperialismo, esta vez rechazaron las reformas porque, bajo un barniz socialista, eran profundamente reaccionarias y había que frenarlas. Como decían los trabajadores de la refinería petrolera de Puerto La Cruz: “Hay que dar un pará´o”. Esta “intuición” de las masas venezolanas fue totalmente correcta.
Esta es la explicación del triunfo del NO y no la teoría de la conspiración mediática-financiera del imperialismo y sus “agentes izquierdistas a sueldo”. Es lo que explica, por ejemplo, que en la región de Petare, una de las pobres de Caracas y vanguardia de la lucha contra el golpe en 2002, el NO haya triunfado por 61 a 38%. ¿Esa combativa región de Caracas se llenó repentinamente de contrarrevolucionarios?
Por eso, nosotros consideramos que el resultado del referendo es un triunfo de las masas frente a un proyecto reaccionario y no una derrota del “proyecto socialista” (explicación que, en última instancia, culpa a las masas por haberse dejado confundir por el enemigo). Un triunfo de las masas que, al derrotar en el terreno electoral un proyecto burgués reaccionario, tienen hoy mejores condiciones de avanzar en su organización y movilización autónomas, en el camino de la lucha por el verdadero socialismo.
Un breve aparte sobre el golpe
Uno de los principales argumentos de quienes llamaron a votar por el SÍ fue que un triunfo de la oposición aceleraría las posibilidades de un golpe proimperialista, cuya preparación estaba en curso. En otras palabras quien no votase por el SÍ apoyaba objetivamente a los golpistas. Queremos dejar claro que, si el peligro de golpe fuese verdadero, no dudaríamos ni un minuto en llamar a la unidad de acción, incluso con el gobierno, para enfrentar a los golpistas, tal como el PSTU y la LIT-CI hicieron en 2002.
Pero ahora la situación es totalmente distinta. Las masas, en 2002, derrotaron al golpe y a los golpistas, y luego también quebraron el lock-out patronal. Los golpistas de entonces se dividieron. El sector más fuerte, como Cisneros y el grupo Polar-Mendoza, se alió con el gobierno y comenzó a hacer negocios con él. Mientras que el ala más extrema de los “escuálidos” fue quedando cada vez aislada y fragmentada.
El propio imperialismo estadounidense cambió su política. La corresponsal en EE.UU. de un importante diario argentino informa que “la victoria del No representó para EE.UU. un enorme alivio. No sólo porque representa un freno al poder de Hugo Chávez sino también porque confirma que la estrategia de no confrontación que el Departamento de Estado está instrumentado desde que Tom Shannon asumió la Subsecretaría para Asuntos Hemisféricos comenzó a dar buenos resultados” (Clarín, 4/12/07).
En otras palabras: nada de golpe para derrocar a Chávez (no confrontación) sino apostar a su desgaste para recuperar el poder por la vía electoral, aprovechando su falta de respuestas a las necesidades socioeconómicas de las masas y sus ataques a las libertades democráticas. Al mismo tiempo, al igual que Cisneros o Mendoza, el imperialismo continúa haciendo muchos y muy buenos negocios con ese mismo gobierno.
Después del referendo, este argumento del golpe desapareció misteriosamente de los balances de los chavistas, incluyendo el que usted presenta, Petras. Es que ese argumento chocaba frontalmente con la posición de los líderes de la oposición de derecha que, después del referendo, llamaban a un “diálogo constructivo con el gobierno para lograr la unidad nacional” o su planteo de la necesidad de respetar estrictamente los cinco años que le quedan a Chávez de mandato presidencial.
Aunque el argumento hoy desapareció de la escena, es bueno recordar que la agitación permanente de una amenaza de golpe inexistente fue una táctica recurrente del estalinismo para presionar y justificar la formación de frentes de apoyo a gobiernos burgueses.
El papel del movimiento estudiantil
Esto nos lleva a la caracterización del significado de las masivas movilizaciones estudiantiles que se opusieron a la reforma constitucional. En sus artículos, nuevamente haciendo eco de las posiciones del gobierno de Chávez, usted los acusa de ser manipulados por la CIA y financiados por el gobierno norteamericano. En otras palabras, de ser contrarrevolucionarios golpistas.
Ya ha quedado claro que la política estadounidense no es impulsar un golpe. Pero es necesario profundizar mucho más el análisis del significado de estas movilizaciones. Para nosotros, el movimiento estudiantil venezolano se movilizó contra los ataques a las libertades democráticas que realizaba el gobierno de Chávez y, especialmente, contra el profundo significado reaccionario y antidemocrático de la reforma constitucional.
Así se transformó en el sector del movimiento de masas que se puso a la vanguardia del NO. Todos los analistas indican que su ingreso a la escena fue decisivo para el triunfo del NO ya que estas grandes movilizaciones tuvieron gran impacto sobre otros sectores sociales. Es un proceso genuino y sumamente progresivo y no, como usted dice, parte de una conspiración contrarrevolucionaria.
Seguramente, en la medida que la gran mayoría de la izquierda apoya al gobierno de Chávez y su curso totalitario, la derecha puede hacer pie en este movimiento, confundir sectores y hasta ganar dirigentes para así influir en su curso futuro. Sin embargo, hasta ahora parece haber tenido bastantes dificultades para hacerlo como lo demuestra la negativa a darle la palabra a Manuel Rosales (gobernador de Zulia y figura electoral de la derecha) en las movilizaciones y el discurso de contenido bolivariano del dirigente estudiantil que habló en el acto de balance del referendo.
Pero esa posible confusión, en todo caso, es responsabilidad de la mayoría de la izquierda que apoya proyecto totalitario de Chávez y así permite que la derecha aparezca hipócritamente como abanderada de la justa defensa de las libertades democráticas. Esta política es tan errada que ha permitido que esa derecha golpista de 2002-2003, odiada por las masas venezolanas, pueda ahora intentar reciclarse y posar de “democrática”. Por eso, es imperioso que la izquierda, tomando clara distancia del proyecto burgués totalitario de Chávez, participe activamente del movimiento estudiantil, levantando honestamente estas banderas democráticas, para disputárselo a la derecha. Lo contrario sería, ahora sí, hacerle el juego al imperialismo.
Pero incluso si el conjunto o la mayoría de sus dirigentes fuesen de derecha o reaccionarios, esto no cambiaría el carácter progresivo del movimiento. En todo caso, aumentaría la obligación de intervenir con una política correcta para disputar la dirección. Es lo mismo que hacemos, por ejemplo, al intervenir en una huelga justa que esté dirigida por una siniestra burocracia sindical.
Salvando las distancias, podemos comparar, la situación del movimiento estudiantil venezolano con el de la Plaza Tienanmen, en 1989. Allí, los estudiantes chinos enfrentaron al régimen dictatorial del Partido Comunista que ya había restaurado el capitalismo en el país, exigiendo libertades democráticas. Muchos de ellos marchaban llevando como símbolo la Estatua de la Libertad e, incluso, la ideología de varios de sus dirigentes asociaba las libertades democráticas con un apoyo al imperialismo estadounidense. Pero estas señales externas y la posición de esos dirigentes (consecuencia, en última instancia, de que enfrentaban una feroz dictadura capitalista camuflada detrás de banderas rojas con el martillo y la hoz), no podían ocultar que el movimiento de conjunto era altamente progresivo.
¿Pero el imperialismo y la derecha no están festejando también?
Usted podría decirnos que, más allá de todas las consideraciones que hemos señalado, la derecha venezolana y el imperialismo también llamaron a votar por el NO. Por lo tanto, ellos también triunfaron en el plebiscito. Sería una nueva “vuelta de tuerca” en el razonamiento de que “quien no votaba SÍ es contrarrevolucionario” (argumento en el cual también quedan incluidos los que llamaron a abstenerse o votar nulo).
En primer lugar, es necesario señalar que el propio mecanismo del referendo, por su antidemocrática limitación de alternativas, obliga a formular una posición que puede coincidir con la de sectores con los que estamos totalmente enfrentados por consideraciones de clase y objetivos estratégicos.
La derecha y el imperialismo llamaron a votar NO para mantener el carácter capitalista semicolonial que hoy tiene Venezuela, sólo que con ellos directamente en el gobierno en lugar de Chávez. Su principal objetivo era capitalizar electoralmente el desgaste del gobierno. Por eso festejan.
Por nuestra parte, en un debate democrático, hubiéramos podido expresar, como lo hicieron nuestros camaradas de la UST venezolana en sus declaraciones, que nos oponíamos a la reforma por su carácter burgués y reaccionario, que estamos a favor de impulsar un proceso de movilización y organización autónomas de los trabajadores para avanzar en el camino del verdadero socialismo y que ese sería el mejor modo de impulsar la lucha a muerte contra la derecha y el imperialismo. Que para eso, es necesario construir un “tercer campo” de los trabajadores y las masas que permita romper la polarización que hoy existe entre dos fracciones burguesas (el chavismo y la derecha). Pero en el llamado al voto sólo podíamos decir NO porque así lo imponían las reglas del referendo.
Por otro lado, la historia hace que, a veces, los revolucionarios coincidan en un hecho totalmente limitado con su enemigo irreconciliable, el imperialismo, partiendo de objetivos totalmente opuestos. Por ejemplo, en marzo de 1917, Lenin volvió a Rusia, junto con otros luchadores no bolcheviques, como Julius Martov, en un tren que atravesó Alemania con un permiso especial del gobierno del Káiser. Lenin volvía a su país para disputar la dirección de la revolución, impulsar a los obreros rusos a tomar el poder e iniciar la construcción del socialismo. El Káiser intentaba aprovechar la agitación de los leninistas contra la permanencia de Rusia en la Primera Guerra Mundial y así debilitar militarmente a ese país, contra el que estaba combatiendo. Es bueno recordar que los enemigos rusos de Lenin, en realidad enemigos de la revolución socialista, no dejaron de utilizar el episodio del “tren especial” para acusarlo de “agente del Káiser”.
El método de las amalgamas y calumnias
Como expresamos al inicio de esta carta, sus acusaciones contra el PSTU parten de la vieja lógica del estalinismo: quien no apoya mis posiciones es un enemigo contrarrevolucionario y, por eso, todo es válido para combatirlo. Como el método de las calumnias y las amalgamas que cuestionan no sólo sus posiciones sino su entereza moral y su honestidad como luchadores. No alcanza con derrotarlos políticamente, también hay que destruirlos. Por eso, Trotsky, Bujarin, Kamenev, Zinoviev, y tantos otros tantos dirigentes revolucionarios, fueron acusados por Stalin de “agentes del imperialismo”, antes de ser fusilados o asesinados.
Según usted, el PSTU habría pasado a ser una corriente que realiza acuerdos con quienes han sido “entrenados y pagados por la CIA”. Petras, usted conoce nuestra trayectoria de revolucionarios. Sabe que en Brasil y en toda América Latina, nuestros militantes pagaron con la cárcel, la tortura y la muerte su lucha contra las dictaduras militares proimperialistas y su defensa de las ideas del socialismo revolucionario. Sabe que estuvimos en la línea del frente en la lucha contra el ALCA y el pago de la deuda externa. Sabe que en Brasil, a diferencia de gran parte de la izquierda, no nos vendimos al gobierno Lula y a sus cargos ejecutivos o parlamentarios, sino que luchamos intransigentemente contra él y su política proimperialista. Porque nos conoce bien, tiene plena conciencia que esas acusaciones son falsas.
Usted tiene todo el derecho de defender al gobierno de Chávez y de criticarnos por no hacerlo. No nos asustan las diferencias ya que son parte del debate político. En todo caso, el tiempo y la realidad clarificarán quién tuvo razón. Lo que nos parece aberrante es que utilice la metodología estalinista de la calumnia y las mentiras. Porque usted no se limita a intentar manchar el honor del PSTU.. Usted se hace eco de los ataques del gobierno de Chávez que tilda a dirigentes venezolanos de reconocida trayectoria, como Orlando Chirino, de ser contrarrevolucionarios. Con estas acusaciones, ese gobierno prepara una dura represión contra estos luchadores. Sus mentiras y calumnias, profesor Petras, ayudan a preparar el terreno, en los medios internacionales, para justificar esa represión y lo hacen cómplice de ella. A tal punto usted ha llegado.
por la dirección del PSTU
Eduardo Almeida Neto
Zé María de Almeida
Rechacemos las calumnias de Petras
Defendamos el honor de luchadores de las organizaciones y dirigentes atacados
En esta misma edición, reproducimos las acusaciones que James Petras realizó, en un reportaje a una radio uruguaya, contra el PSTU de Brasil, Orlando Chirino y otros dirigentes obreros venezolanos, calificándolos de “contarrevolucionarios” y de trabajar junto con gente pagada por la CIA en Venezuela.
Estas acusaciones exceden claramente el marco del debate político normal entre las organizaciones y personalidades de izquierda, por más duro que este sea, para entrar directamente en el método típicamente estalinista de buscar destruir al que opina diferente, cuestionando su integridad moral y su honestidad como luchadores, a través de amalgamas y calumnias.
En el caso concreto de quienes se encuentran en Venezuela, estas acusaciones pueden, además, servir de justificación para que los ataques políticos que ya están recibiendo Orlando Chirino y otros dirigentes obreros se transformen en ataques más graves o en acciones represivas contra esos compañeros.
Por eso, llamamos a todas las organizaciones y personalidades obreras, populares y de izquierda, cualquiera sea su posición ante el proceso venezolano, a rechazar estas acusaciones de Petras, a repudiar esta metodología de calumnias y a solidarizarse con las organizaciones y dirigentes frente al cuestionamiento de su honestidad e integridad moral y a rechazar cualquier tipo de ataque contra los dirigentes venezolanos.
No pedimos que cambien sus posiciones políticas ni que abandonen las críticas a las posiciones políticas que consideran equivocadas. Lo que estamos planteando es que demos una batalla de conjunto para desterrar de los debates de la izquierda esta nefasta y destructiva metodología estalinista.
En declaraciones públicas, el compañero Orlando Chirino manifestó que “estoy dispuesto a que se constituya un Tribunal Internacional Moral que juzgue nuestro comportamiento y política y nos sancione si es que hemos cometido alguna traición política o en su defecto haga callar a quienes utilizan su investidura de librepensadores para hacer acusaciones irresponsables al mejor estilo estalinista mancillando el buen nombre de honestos revolucionarios”. Apoyamos esta propuesta y estamos dispuestos a participar de dicho tribunal.